Hay un salitre de hielo,
en la neblina del puerto,
una balada de azufre,
un ruido aterrador.
Las escuelas del tornado,
en los parpados del ego,
el recuerdo, la añoranza,
el mirlo agazapado,
en las sombras del salon.
Hay manos invisibles
alicatadas al pecho,
voces quebradas ,
en las lunas de carbon ,
la partitura del silencio
hace bailar a los espejos
la calavera de lluvia,
el puño de barro en la alambrada
el encuentro, el adios.
Hay ecos que se aferran al tiempo
como flores marchitas
a los charcos de sudor,
caricias amuralladas
en los glaciales del cuello,
aguardiente y ceniza
que reviven sin prisa
la paleta de grises
del daltonico pintor.
Ya huele a soledad el cafetin del cabañal,
otro tanguito triste,
otro angel burlon ,
la mano de la diosa
que un dia fue prosa,
es una soga hermosa
que alumbra de la rosa,
su espina y dolor.
Ya alberga la guadaña las dudas
y las llamas bailan a su alrededor,
despertar a tu lado,
en un largo invierno,
Y vivir para extranarlo
en un eterno calor.
Lo confieso,
a tus labios, nunca supe reaccionar
a tu risa, nunca supe perderla
No es tu ausencia ,
si no las huellas de no verte mas
lo que de verdad
de mi me aleja.
Amar y a nada
A mar y a nada
A Mar i a na