El valle amanece entre pantones de hielo,
libre, calmado
como la quietud del alma del viajero sin rumbo,
con el pulmon de arena y caliza
su piel de 7 colores
su sonrisa quebrada
el anfiteatro de sangre de daga
la gargante de un diablo sin años ni exilio.
el sol rojizo aviva sus huesos
los cactus embellecen sus parpados
y abajo
un pueblito respira pausado,
como quien sabe que la vida espera a aquellos que la saben esperar.
hace miles de años
lo bañaban oceanos,
y su espalda respiraba olor de primavera,
hoy,
la lluvia ha desfigurado su roca
el viento ha desplazado sus sombras
el fuego ha silenciado sus normas
pero no parece importarle
el Rio Grande le recuerda
que la vida espera a aquellos
que la saben respetar.
Y me habla,
con la inmensidad del silencio afligido
con la luz reflejada del Salar de Purmamarca,
con ese cielo de cristales de estrellas
con el reflejo humilde del rio plata y sus gentes,
testigo de millones de huellas y faltas.
sin duda,
la pachamama madre tierra resiste
respiremos fuerte
y aprendamos del gigante ;
abracemos todos los pantones de hielo.
Peleando a la Contra 